Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad. Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles. Hechos 4:34-37

Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo solo una parte, la puso a los pies de los apóstoles.  Hechos 5:1,2

“A los pies de los apóstoles”, toda la iglesia probaba quién era la persona más importante en la vida.

Para aquellos que hacían del Señor Jesús el número 1, no había ninguna necesidad. Mientras Bernabé fue extremadamente usado por el Espíritu Santo para llevar la Salvación, Ananías y Safira murieron sin la misma.

Los pies eran los mismos, pero las prioridades eran diferentes.

Nuestra vida es una consecuencia de nuestra prioridad. Y son muchos los que incluso dicen que el Señor es el primero, pero acaban mostrando que eso es mentira, a través de la vida que es presentada en el Altar.

Si algo ha sido reservado, conservado, intocado, entonces Él no es el primero.
Tiene que ser nuestro todo para Aquel que es todo para nosotros.

Así como “los pies de los apóstoles” estaban disponibles para todos, el ALTAR también lo ha estado.
El ALTAR siempre fue y será el mismo, pero las prioridades son diferentes.