Un comportamiento verdaderamente femenino no significa siempre concordar con el marido. A veces es necesario discordar fuertemente, dependiendo de la situación. La femineidad de la mujer no renuncia a su inteligencia, racionalidad y capacidad de argumentar una opinión digna.

 

En un matrimonio blindado, una esposa FUERTE es un recurso valioso para el marido. Ella puede ofrecer un feedback iluminador, ayudarlo a considerar un lado del tema que él no había notado, e incluso reprenderlo respetuosamente cuando él está equivocado. Eso sin disminuirlo ni perder su lado femenino.

Por su parte la mujer dominadora quiere mandar al marido. Puede incluso conseguir las cosas a su manera, pero al mismo tiempo resentirá la falta de masculinidad del hombre que ella misma castró. Ella es una mujer en conflicto consigo misma: mientras le gusta el poder que ejerce sobre el hombre, en el fondo piensa que es alguien sin actitud por aceptar el trato que ella le da.