Inglaterra aprendí mucho, especialmente con los desafíos, habían muchas cosas para explorar y desarrollar.

La fe me llevaba a conocer siempre algo más adelante y casi ni quedaba tiempo para mi. Mis propósitos, las luchas diarias con la Obra de Dios y el programa Cosas de Mujer, me dejaban exhausta. Aunque las cosas estuviesen cada vez más difíciles, yo continuaba insistiendo, porque tenía objetivos para ser alcanzados y esto dependía de sacrificios.

Mi cuerpo empezaba a dar señales de que algo no estaba bien. Yo ya estaba sospechando de lo que podría ser: alergia. Ya había hecho tratamientos para esto en España, teniendo una mejoría bastante significante, pero existía algo allí que aumentaba aún más los síntomas. Yo estaba en un país nuevo, descubriendo cosas nuevas y el mundo que estaba delante para explorar. No conseguía aceptar el hecho de tener que parar para cuidarme. Entonces siempre que me quedaba un tiempito, yo descansaba, intentando recuperar mis energías. Pero incluso así mi cuerpo continuaba caliente, mis ojos quemando y un sueño terrible.

Había comentado con mi madre lo que estaba pasando y ella me aconsejó que fuese al médico. Fui a un alergólogo, en Brasil, que dijo que debería tratarme, porque estaba con una alergia severa. Sin embargo, el tratamiento que yo debería hacer no se hacía en Inglaterra, y me sugirieron que me tratase durante 3 meses en España.

Pase el recado a la lideranza, que aceptó mi ida para tratarme. Mientras tanto, trabajaríamos en España, ya que Julio aún cuidaba de ese país también.
Allí empezaba una nueva fase en mi vida…