“Muéstrame tu misericordia por la mañana, porque en ti he puesto mi confianza. Muéstrame el camino que debo seguir, porque en tus manos he puesto mi vida.” (Salmo 143.8)
Para tener un día feliz y tranquilo, ya desde por la mañana, es necesario buscar oír la Voz de Dios y seguir su dirección para todas sus necesidades. Es una cuestión de supervivencia de la fe.