El Señor Jesús dijo: “Yo Soy la Verdad” y por lo tanto Su Espíritu es la Verdad. Ante esto, el gran secreto de la comunión con Dios es vivir en sinceridad. David, por ejemplo, era un hombre conforme al corazón de Dios, es decir, sincero, por lo que el Creador se agradó de él.
El Espíritu Santo es puro y verdadero y, por lo tanto, no hay manera de entrar en un cuerpo lleno de suciedad, mentiras, engaños, pretensiones e hipocresía. Entonces, cuando una persona no es sincera y pone barreras para no exponerse plenamente ante Dios, dificulta Su obra.
Dios no quiere que pierdas el tiempo pidiendo y clamando, pero si hay “basura” espiritual dentro de ti, esto sucederá. Entonces, por muy pecador que seas y por muy sucio que estés, Dios te da la oportunidad de quitarte todo y hablar con Él. Cuando existe este comportamiento, que consiste en un arrepentimiento sincero, no hace falta hablar mucho para que suceda un cambio y Dios venga sobre tu vida.
Cuando conoces a una persona, por ejemplo, y te dice quién es y qué piensa, entonces sabes con quién te estás relacionando. Pero, si solo conoces partes de su vida y deja secretos y errores ocultos, tarde o temprano la mentira aparecerá y esta relación no funcionará. Eva, por ejemplo, era muy pura y no conocía la mentira, pero, cuando se dejó llevar por las palabras del engañador, se dejó llevar por sus ojos y por la avaricia.
Entonces, si conoces la Verdad, que es Jesús, y quieres el Espíritu de la Verdad, y, sin embargo, continúas guardando una “mancha” de mentiras dentro de ti, no hay manera de recibirlo. Por tanto, sé transparente, auténtico y reconoce tus errores, incluso aquellos que puedas considerar insignificantes. De esta manera, Dios vendrá sobre usted y lo llenará de Su Presencia.
Obispo Edir Macedo
Fuente:https://www.universal.org/noticias/post/nao-da-para-ter-o-espirito-da-verdade-apegado-a-mentira/