“¡Cuán preciosos también son para mí, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos!” (Salmo 139.17)
Sólo Dios posee el Espíritu de Consejero. Por eso, Sus Pensamientos son profundos, eficaces e innumerables bienes traen a quienes Los aceptan.