Aprender es uno de los secretos del éxito. Y, si quieres aprender sobre cualquier tema, tienes que aplicar estas tres reglas. La primera es: debes estar interesado en el tema. Por ejemplo: la gente empieza a ir a una universidad, empieza a no gustarle la materia y luego deja esa universidad y busca otra. La segunda es: dedica tiempo a lo que quieres aprender.
Por ejemplo: quieres aprender un idioma y luego hacer un curso rápido. Sin embargo, si realmente quieres aprender hay que dedicarle tiempo, preferiblemente a diario y seguir practicándolo durante años.
La tercera es: cree en el beneficio que te reportará, de lo contrario encontrarás que ese aprendizaje no te será suficiente como para dedicarle tiempo e inversión. En otras palabras, tendrás que creer en el beneficio que obtendrás del aprendizaje, porque es en los momentos en los que tengas ganas de rendirte que te sostendrá.
¿Y cuál es el aprendizaje más importante que necesitas adquirir en tu vida? Sin duda es conocer a Dios. Él mismo dijo: “Si alguno se gloría, que se gloríe de conocerme. No se gloríe el fuerte de su fuerza, no se gloríe el rico de su riqueza, no se gloríe el sabio de su sabiduría; pero si alguno se gloría, que se gloríe de conocerme” (Jeremías 9:23-24).
El verdadero aprendizaje que te dará luz para todos los demás es el conocimiento de Dios y la fuente es el Señor Jesús. Jesús también dijo, en Mateo 11:29: “Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.
Y encontraré descanso para vuestras almas”. En este pasaje, invita a los interesados a aprender de Él, diciendo: “aprended de mí”.
La pregunta es: ¿estás interesado en conocer a Dios? ¿Estás dispuesto a dedicar tiempo a buscar a Dios, leer la Biblia, orar, hablar con Él e ir a la iglesia? ¿Crees en el beneficio de conocer a Dios? Si tienes estos tres puntos necesarios para conocer a Dios, busca la fuente del Autor y definitivamente lo conocerás.