Actualmente vemos hechos que prueban lo que se espera para este mundo y para toda la Humanidad. El Texto Sagrado aborda lo que estamos viviendo hoy: “Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, y no la encontrarán; y desearán morir, y la muerte huirá de ellos” (Apocalipsis 9.6).
Sabemos que el alma está viva y expresa todo lo que sentimos, pero un día se separará de este cuerpo. ¿A dónde irá? Cuando el alma se desprende del cuerpo de una persona que no aceptó a Jesús como su Señor, que no quiso someterse a Su Reino, entonces, al partir a la eternidad, quedará separada de Dios y así es como realmente ocurre la muerte. ¿Y qué pasa allí cuando esa persona se va a la eternidad sin Jesús? Ella va a un lugar llamado tormento eterno, donde su alma no tiene forma de escapar.
Allí, en este lugar de tormento eterno, no hay medicina, médico, ansiolítico, es decir, nada que pueda aliviar el dolor del alma. Por eso ella sufrirá, gemirá, como muchos gimen, continuamente. Entonces, cuando una persona entra en el lugar del tormento eterno, ya no hay más posibilidades para ella. No hay manera de que pueda dormir ni un segundo, ya que su tormento es continúo.
Se imagina entonces el alma queriendo escapar, de tanto dolor, buscando la muerte, pero sin poder encontrarla. Pero estas personas van allí porque simplemente negaron a Jesucristo como su único Señor y Salvador. Jesús gimió, sufrió y rugió de dolor para sacrificar Su vida, entonces, en este sentido, evalúa por qué estás sufriendo. Tal vez sea porque aún no te has rendido a lo que Él ha hecho por ti. Sólo por eso. Aún no te has sometido a Él, aún no le has dejado reinar dentro de ti y de tu corazón. El Señor Jesús no puede imponeros Su Voluntad, pero La pone a nuestra disposición.
Obispo Edir Macedo