Hoy en día la palabra no tiene tanto valor ni peso como acostumbraba tener antiguamente. En muchos aspectos de la vida –como el matrimonio, los negocios, las relaciones– las personas están descreídas unas de las otras.
Sin embargo:
Aunque nuestro mundo ha cambiado, el Señor sigue siendo el mismo y sigue valorando la palabra. Esta es una de Sus principales características, porque Él no puede mentir, por eso se preocupa por cumplir todo lo que dice.
Por tanto, si son de Dios o quieren pertenecer a Dios, deben observar la palabra que empeñan al Altísimo y a los hombres. Tengan cuidado con lo que dicen, con lo que prometen, porque debemos cumplir nuestra palabra hasta el final.
Así:
La persona que pretende hacer una alianza con Él debe saber que tendrá que hacer su parte, cumplir su palabra, para que el Creador cumpla Sus Promesas en su vida.
La alianza con Dios es como el matrimonio, una vía de doble sentido. La Promesa viene de Él, pero también requiere nuestro compromiso. Por eso muchas personas conocen la Biblia, pero la Palabra no se materializa en sus vidas, porque no cumplen su palabra con Dios. Por ejemplo: se bautizan en las aguas, dicen que se arrepienten, que van a vivir una vida nueva, pero esto solo dura unos días, porque luego vuelven a hacer todo mal. Se retractan de su propia palabra y eso es lo que quiere el diablo, que usted haga caso omiso de lo que dice. De esta manera te vuelves mentiroso, caes en el descrédito. Decide cambiar ahora, alinea tus palabras con tus acciones, mantenlas hasta el final.
Para comprender más sobre el valor de la Palabra, participe en las reuniones que se realizan los domingos en la Catedral de la Fe y en todas las Universal de país.