El lunes 27 de octubre, durante la meditación matutina, el obispo Edir Macedo reflexionó sobre un momento decisivo en la vida de Abraham, el patriarca de la fe. Basándose en Génesis 12, destacó el episodio en el que Abraham, impulsado por el hambre, descendió a Egipto sin la guía de Dios.
A partir de este pasaje, el obispo enseñó que muchas personas siguen actuando de la misma manera hoy en día: toman decisiones precipitadas, motivadas por las circunstancias, y terminan alejándose de la voluntad de Dios.
Abraham fue impulsado por la necesidad
El Obispo comenzó su reflexión recordando que Abraham acababa de obedecer el llamado de Dios y construir un altar al Señor. Sin embargo, ante la escasez, se vio abrumado por la necesidad inmediata.
- «Esta no fue una guía divina. Dios no le dijo que bajara a Egipto», enfatizó el obispo.
Esta actitud, explicó, revela el conflicto entre actuar con fe y actuar con emoción. A menudo, la presión de las dificultades lleva a los seres humanos a buscar soluciones humanas, olvidando la promesa divina.
- “El hambre a veces nos lleva a tomar malas decisiones”, observó. “A Abraham lo impulsó el hambre, al igual que a su nieto, Esaú, quien terminó vendiendo su primogenitura a su hermano Jacob ( ). Cabe destacar que ambas decisiones tuvieron consecuencias”.
Cuando el miedo reemplaza la fe
En Egipto, Abraham temió por su vida y le pidió a Sara que dijera que era su hermana, una verdad a medias.
- «La mitad de la verdad es la mitad de la mentira», enfatizó el Obispo. «Lo que planeó, lo que temió, sucedió exactamente como dijo. El deseo de salvarse el pellejo lo llevó al error».
Aunque era un hombre de fe, Abraham demostró debilidad al intentar protegerse. El obispo explicó que cuando el miedo domina el corazón, la fe se debilita y la persona deja de depender de Dios.
Sin embargo, el Señor intervino en defensa de Abraham, demostrando que la fidelidad divina perdura, incluso ante las fallas humanas.
Sara y Agar: el fruto de una mala intención
El obispo Macedo también reflexionó sobre el impacto de las malas intenciones que se originan en el corazón. Recordó que fue en Egipto donde Abraham y Sara consiguieron siervos, y probablemente entre ellos se encontraba Agar, la sierva egipcia que más tarde daría a luz a Ismael, el hijo de Abraham.
- “Sara, al ver a Agar, debió pensar: ‘Podrá darle hijos a mi esposo, y esos hijos serán míos’. Esta mala intención, aunque disfrazada, tuvo graves consecuencias”, explicó el obispo.
Según él, Sara, como Abraham, actuaron según la carne y no por la fe.
- Muchos parecen fieles y sinceros, pero cuando logran algo, demuestran quiénes son realmente. El verdadero carácter surge cuando hay poder, no cuando hay necesidad, afirmó.
La verdadera intención del corazón
Relacionando la historia de Abraham y Sara con nuestros días, el obispo Edir Macedo afirmó que muchos cristianos no reciben el Espíritu Santo porque llevan malas intenciones ocultas.
- «Probablemente haya malicia, una mala intención en el corazón. Y esto impide que Dios se manifieste plenamente», advirtió.
También reveló la razón por la que siente una profunda frustración cuando alguien no es bautizado con el Espíritu Santo:
- “Sólo me siento realizada cuando una persona es sellada con el Espíritu Santo, porque entonces está firme para siempre con el Señor Jesús”.
Dios ve lo que está oculto
Al concluir la meditación, el Obispo Macedo invitó a todos a una sincera autoevaluación:
- Examina tu corazón, porque Dios lo ve todo. Cuando alguien cree poder ocultar una mala intención, se equivoca. Dios ve lo más profundo del alma.
Según él, la verdadera fe nace de la sinceridad.
- “Cuando creemos sinceramente en lo que está escrito, nos hacemos fuertes y tenemos el coraje de exigir las promesas de Dios, porque Él también quiere cumplirlas”.
Conclusión: La sinceridad atrae al Espíritu Santo
El mensaje del obispo Edir Macedo es una invitación a la reflexión y a la purificación interior. Así como Abraham y Sara necesitaron reevaluar sus actitudes, cada persona debe mirar hacia dentro y eliminar toda mala intención que obstaculice la acción de Dios.
- Abraham era amigo de Dios, pero aun así cometió errores. Si incluso él necesitó reconsiderar sus intenciones, ¿cuánto más nosotros? —concluyó el obispo.
La meditación matutina del Obispo Edir Macedo ocurre diariamente con transmisión en vivo desde su instagram @bispomacedo







