Siempre existe quien pregunta: “¿Por qué ya hice tantos Ayunos de Daniel, busco la presencia de Dios con tanto fervor y hasta ahora, nada? ¿Por qué?”
Tengo la certeza de que la respuesta está en esta enseñanza de Pablo:
Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para provecho común. 1 Corintios 12:7
O sea, si usted no desea hacer nada por el Reino de Dios, si no tiene pasión por las almas ni desea servir a Dios en el socorro a los afligidos y desesperados, entonces ¡olvídese de recibir el Espíritu Santo! Pues, como vimos antes, nuestro Dios solo da Su Espíritu para “provecho común”.
¿Y qué provecho común es ese, sino servir a Dios junto a los sufridos y endemoniados para la gloria de Él?
Él jamás concederá el Espíritu Santo para que usted se iguale a otro alguien que ya Lo tenga, para que usted pueda sacar provecho de los dones que Él da para beneficio propio o para autopromoción, ¡jamás!
Por eso, cuando usted busque el Espíritu Santo, evalúe su intención, ¡vea si usted realmente Lo quiere para “provecho común”!