La fe es algo que nace con el ser humano, porque sin fe la humanidad no podría funcionar. Esta es la fe natural, que incluso el ateo necesita para vivir. Necesita creer que su auto no se averiará a la mitad, que el piloto del avión actuará con seguridad y que el médico le recetará medicamentos. Esta fe se produce porque conocemos, vemos, sabemos o hemos tenido experiencias previas. Por ejemplo: tienes sed y sabes por tus experiencias pasadas que beber agua calmará tu sed.
Ahora bien, hay otra clase de fe, que es la que proviene de una confianza en la persona en quien se cree. Confianza en su carácter, autoridad, poder y habilidad. Este tipo de fe es totalmente diferente y no se basa en el conocimiento, sino por el contrario, se basa solo en el conocimiento de la otra persona de que simplemente asumes que no tienes nada. Esta es la fe que agrada a Dios y que viene cuando pones tu confianza completamente en Él. No lo vemos, no lo tocamos, no escuchamos su voz, que no nos es audible, y no lo sentimos, pero la Palabra que dejó, la promesa que hizo, es suficiente. Tenemos tanta confianza en Su carácter y en Su Persona que lo que nos ha dicho es suficiente. En Proverbios 3.5 está escrito: “Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento.”
Es decir, el estribo es ese lugar adherido a la silla del caballo para sostener los pies. Y esa es exactamente la fe que agrada a Dios. No es el que se apoya en su conocimiento, el que piensa o tiene experiencias personales, sino el que se apoya en el carácter de Dios.
El médico, por ejemplo, dice: “tu enfermedad es incurable y morirás”. Sin embargo, cuando confías en la Palabra de Dios, que dice “Yo soy el Señor que te sana”, no te asusta el diagnóstico. Esta es la fe en lo invisible y que no se basa en nada de este mundo sino en la Palabra de Dios. ¿Has creído en Dios porque recibiste una bendición? ¿Solo crees en Él cuando lo ves o tu fe continúa creyendo en Él cuando no lo ves, no lo sientes y no tienes pruebas? Evalúa el tipo de fe que has tenido, pues la Palabra de Dios muestra que el resultado de la fe viene de confiar sin ver, sin sentir y sin saber. Al contrario: todo lo que te rodea muestra que las cosas están empeorando, pero en el fondo confías en el carácter de Dios. Esta tiene que ser nuestra confianza, nuestra fuente de fe.
Elige creer de esa manera, porque esa es la fe que agrada a Dios y trae resultados en su vida.
Obispo Renato Cardoso