¡Buen día! ¡Shalom!
Cuando comenzamos la oración en el Monte Carmelo, él era todo ceniza y marrón. Caminábamos hasta el lugar de la oración y solo había rocas.
A lo largo de estos días de sacrificio, llovió mucho, algo que no sucedía en Israel desde hacía 13 años.
Lo que me llamó la atención, en la oración de hoy, fue que el monte, antes rocoso, está quedando verde en todo el camino. Están creciendo hojas y arbustos incluso entre y encima de la rocas.
Tomé estas fotos, pues creemos que de la misma forma será en la vida de todos aquellos que están en el sacrificio. Habrá un antes y un después, florecerán de adentro hacia afuera.
Los frutos del Espíritu Santo serán evidentes, verdes, fuertes y brillantes, dándole sentido a la vida de todos aquellos que aceptaron este desafío.
¡Vida por vida! Dios Se manifestará incluso en los que son como una roca.
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