La historia del Evangelio tomó un rumbo muy diferente tras dos episodios que se narran en el libro de los Hechos de los Apóstoles: la conversión de Pablo, que era un gran perseguidor de la Iglesia (Hechos 9), y luego la visita que Pedro hizo a la casa del centurión Cornelio (Hechos 10).
Durante esta visita, Pedro habló a los presentes sobre el Señor Jesús y sobre todo lo que había presenciado en los años que caminó con Jesús, desde Galilea hasta Judea y Jerusalén, y luego Su muerte y resurrección. Y como se describe en Hechos 10:42, Pedro enfatizó que Jesús predicó que Él sería nombrado juez de vivos y muertos.
Esto significa que todos, crean o no en Dios, serán juzgados. Si crees y te equivocas, no perderás nada. Pero si no creen y se equivocan, el sufrimiento será grande.
Dios puso dentro de nosotros la creencia de que hay algo más allá de esta vida y quien sea sabio buscará comprender quién fue Jesús, qué hizo, por qué lo hizo y cómo será anunciado este juicio.
Está escrito que todo el que crea en Él recibirá el perdón de los pecados (Hechos 10.43) y el Juez mismo es quien perdonará y concederá la recompensa en la Vida Eterna. Pero es necesario creer y practicar lo que Él instruyó y no ser simplemente un cristiano de labios para afuera, especialmente porque el diablo también cree en Jesús y no lo sigue.
Así que toma una decisión inteligente, porque tu eternidad está en juego. No juegues con eso. No os preocupéis por nada más que eso y no pongáis fuerza ni dedicación en nada más que en vuestra eternidad, que es más importante que cualquier otra cosa.
El hecho de que Pedro revelara esto a los gentiles cambió la historia del Evangelio. Hasta ese momento, las enseñanzas de Jesús estaban restrictos a los judíos en Israel, pero cuando Pedro predico para Cornelio, un soldado romano, aquella Palabra se trascendió todas las fronteras de Israel y, así, el Evangelio llego en Europa, África y Asia. Y en los días de hoy llego a usted y mí, tenemos que hacer algo con esta información.
Obispo Renato Cardoso