¡Buenas tardes, Obispo!

Disculpe molestarle, pero estaba viendo la transmisión que usted hizo con el Obispo Gonçalves, y Dios me hizo acordar de la palabra que leí en estos días.
No le ha de faltar palabra al profeta.

“Y dijeron: Venid y maquinemos contra Jeremías; porque la ley no faltará al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta. Venid e hirámoslo de lengua, y no atendamos a ninguna de sus palabras. Oh Señor, mira por mí, y oye la voz de los que contienden conmigo.”  

Jeremías 18:18-19

La estrategia del diablo era justamente hacer que el pueblo de aquella nación mirara a Jeremías con malos ojos, hablara mal, lo criticara y no escuchara ninguna de sus palabras.

Porque el diablo sabía que Dios estaba con él, y lo que dijera, por ser de Dios, tendría la autoridad del Propio Dios, y así, aquel pueblo sería liberado, curado, próspero, tendría unión en su hogar, y lo principal, aquel pueblo sería SALVO.

Pero, si ellos miraban a Jeremías con malos ojos, todos se perderían.

Lo mismo ha ocurrido con la Iglesia en Angola y con el obispo Gonçalves. Han herido al Obispo con la lengua, y han acordado, envueltos por el diablo, en no escuchar ninguna de sus palabras…

Pero así como Jeremías confió en Dios, oró y venció, ¡la Iglesia ha hecho lo mismo y vamos a vencer!

¡¡¡Una victoria más!!!
¡¡¡Vamos a vencer!!!

Dios lo bendiga a usted y a su familia Obispo.