La peor mentira no es la mentira peluda y descarada. La peor mentira es la verdad a medias, es decir, la que viene vestida de verdad. Al igual que aquellas personas que juzgan un libro por su portada, muchos terminan aceptando la verdad a medias como toda la verdad y luego llevándose a casa una mentira muy venenosa.
Por su naturaleza, el ser humano siempre quiere escuchar lo que le agrada y lo que le confirma lo que ya piensa. Por ejemplo: si eres cristiano y buscas escuchar lo que te agrada, pronto el diablo traerá un predicador hecho a tu medida para decir exactamente lo que quieres escuchar.
El ser humano no quiere ser confrontado, no quiere cambiar, no quiere que nadie se meta con lo que es suyo y Dios hace exactamente eso: Él nos mueve, Él cambia todo dentro de nosotros, nos desafía, señala lo que está mal y nos llama a cambiar. Pero quien quiera leer la Palabra de Dios sólo en las partes que le agrada no es ser cristiano, sino que en realidad está creando una religión para sí mismo.
Si quieres encontrar un predicador que te diga “no tienes que diezmar”, lo harás. Si quieres encontrar un predicador que te diga “si no eres feliz en tu matrimonio, divórciate y cásate con otra persona”, también lo encontrarás. Él los engañará y, cuando despiertes, será demasiado tarde, porque ya estarás con el padre de las verdades a medias: Satanás.
La Palabra de Dios dice en 2 Timoteo 4:3 – 4: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina; pero teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros según sus propias concupiscencias; Y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas». Es decir, llegará un momento en que la gente ya no querrá escuchar lo que es bueno, correcto, saludable y acorde con la Palabra de Dios, tendrán comezón de oídos por escuchar lo que les agrada, habrá muchos “doctores”. Que atenderán sus deseos y les dirá lo que quieren escuchar. Creo que hemos llegado a ese momento en que la gente se aleja de las verdades y recurre a las fábulas.
Así que mucho cuidado porque una verdad a medias es una mentira a medias. En realidad termina siendo una completa mentira, lo cual es aún peor, porque lo defenderás como si fuera la verdad. La seguirás hasta su muerte y sólo descubrirás que era mentira cuando ya sea demasiado tarde.
Obispo Renato Cardoso