El Señor Jesús nos advirtió, en Mateo 6:22-23, que “la luz del cuerpo son los ojos; si tus ojos son buenos, todo tu cuerpo tendrá luz;
Pero si tus ojos son malos, tu cuerpo será oscuro. Por lo tanto, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande será esa oscuridad!” Los ojos son la luz del cuerpo y, según el Señor Jesús, la puerta de entrada a las tinieblas son los malos ojos.
Los ojos tienen la capacidad de ver, pero, junto con la mente, también traen información y la juzgan, simultáneamente, y esto es necesario. Por ejemplo, cuando compras frutas, las eliges según lo que ven tus ojos. No eliges el que está demasiado verde o el que está demasiado maduro.
Miras los frutos, los juzgas, e inmediatamente tomas uno y dejas otro. Esto es normal, natural e importante.
Pero tener malos ojos es el acto de mirar con maldad y malicia, llevándose todo para el lado malo sin tener prueba alguna. Los malos ojos influyen en el comportamiento y así es como entra la oscuridad.
Esta ha sido incluso la razón por la que a muchas personas les surgen enfermedades físicas, espirituales y emocionales. Así que tienes que vigilar lo que traes a tu cuerpo a través de tus ojos.
Actualmente, la pantalla del celular, la TV, la computadora o cualquier aparato electrónico que traiga información con solo deslizar un dedo o un clic es una gran ventana para nuestros ojos. Es a través de ella que una persona elige traer ante sus ojos información oscura, destructiva y que despierta ira, ansiedad, miedo, deseos ilícitos y chismes.
Y si tus ojos buscan el mal, te ensucias la mente y, en muchos momentos, no puedes ni orar. ¿Cuándo usted va a despertar para eso?
¿Cuándo vas a dejar de traer esa inmundicia y oscuridad a tu vida? Si fueras al médico con un problema de salud como diabetes o colesterol alto y te dijera que la comida que ingieres es la causa de ese problema, cambiarías tu dieta. Pero peor que el alimento que daña la salud física es el que entra por los ojos. La comida visual y el juicio que haces cuando miras algo, recibes información y albergas malos sentimientos te hacen estar en la oscuridad. En ese caso, no habrá vela ni foco que pueda sacarte de esta oscuridad, a menos que cambies tu forma de mirar y juzgues lo que ves.
Obispo Renato Cardoso
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