Aquí está de nuevo el mismo error que siempre comete. ¿Cuándo vas a aprender y cambiar? El ciclo comienza, sin embargo, una vez más. Usted pide a Dios que le perdone, pero lo más difícil es perdonarse. Por más que usted se diga que esa será la última vez, en el fondo sabe que se está engañando una vez más.

 

¿Cuál es el problema con los errores persistentes? ¿Por qué es tan difícil deshacerse de ellos?

 

David tuvo este problema hasta que un día se volvió demasiado tarde, y tuvo que pagar un precio muy alto por eso. Él era aquel hombre de Dios increíble. Él tenía todo: el Espíritu Santo, fe, carácter, coraje, buena formación, experiencias, buena apariencia y mucho más. Pero él tenía un defecto: las mujeres. Y así, ya que él era un rey, disfrutó de la «libertad» de casarse con muchas de ellas para que así tenía muchos descendientes.

 

Y a pesar de saber que eso era una debilidad, y que con cierta frecuencia sus hijos de diferentes esposas entrarían en conflicto entre sí, él simplemente no podía resistir el placer de tener nuevas esposas. En un día un tanto inactivo, cuando decidió quedarse en el palacio y ausentarse de la guerra por unos días, él avistó entonces a otra mujer de su terraza. Ella se estaba bañando, y él simplemente no pudo resistir. Él tenía que poseerla, aunque fuera por apenas una noche.

 

Bate-seba estaba casada con uno de sus soldados – que estaba fuera, luchando en la guerra – y en vez de sentirse culpable por el pensamiento de poseer a su esposa por una noche, David se aprovechó de su ausencia.

 

Este error le costó caro a David. Bate-seba se quedó embarazaday tuvo que enviar a su marido para morir en la línea delantera de la guerra. Él se casó con ella más tarde y su bebé murió. Más adelante, sus hijos se rebelaron contra él y David tuvo que huir de su país. ¿Su segundo hijo con Betsabé se convirtió en el rey Salomón, y sabe lo que le hizo caer feo? Las mujeres!

 

Tanta cosa sucedió con David después de cometer el mismo error… Sin precisar mencionar todo el dolor de cabeza con sus hijos luchando entre sí y rebelándose contra él todos los días de su vida…

 

Volviendo a la pregunta anterior, ¿cómo evitar cometer los mismos errores de siempre, todo de nuevo, entonces?

 

Huye de ellos. Evite la terraza que lo lleva a caer cada vez.

 

Si tu debilidad son los ojos de adulterio (2 Pedro 2:14), evita situaciones y personas que te llevar a caer. Si su lengua es mentirosa o sus ojos son altivos (Proverbios 6:17), decida ser verdadero siempre, aunque tenga que pagar un precio alto por eso, y siempre, siempre se humille, pida perdón, no se preocupe de la vergüenza. Sólo a través de la humildad es que alcanzamos el respeto y el honor (Proverbios 15:33).

 

Los errores siempre vuelven a cazar a sus víctimas. Deja de ser una víctima de sus propias debilidades.

 

¡Diga el débil, soy fuerte!

 

En la fe.