El propósito del Espíritu Santo no es guiar a una persona a hablar en lenguas. En el Texto Sagrado, en Hechos 1:8, se describe: «Pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra».
Así que, cuando el Espíritu Santo desciende sobre nosotros, es para hacernos testigos de Jesús, y solo podemos dar testimonio de Él mediante su Espíritu. Es por medio del Espíritu que somos convencidos de la Palabra y podemos proclamarla.
Por eso, teniendo el Espíritu Santo, cuando tú hables de tu testimonio y de tu vida, de cómo era antes y los cambios que han sucedido, el Espíritu de Dios lo usará para convencer a otras personas y convertirlas también.
Por lo tanto, usa tu fe con inteligencia y sabiduría para demostrar el carácter de Dios y la Verdad, pues te has liberado de la mentira y has dejado de beber del agua de este mundo, pues ahora tienes el agua de la vida. Ocupa tu mente en obedecer al Señor Jesús y compartir lo que has recibido con los demás. Después de todo, cuando hablas de Dios, es señal de que el Espíritu Santo está en ti.
Y si aún no lo tienes, pídelo para que puedas ser su testigo. Para que sepas que, desde el pasado hasta hoy, Él es el mismo que libera, sana y transforma la vida de quienes creen.
Obispo Edir Macedo