“¿Por qué me llamas Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46)
Jesús solo es Señor de aquellos que Lo obedecen. El apóstol Pablo lo explica de la siguiente manera: “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavo para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para la muerte, o sea de la obediencia para justicia?” (Romanos 6 : 16)
Usted se vuelve siervo de aquel a quien usted se ofrece para obedecer. Si obedece a sus instintos, es esclavo de sus instintos. Si obedece al miedo, se vuelve esclavo del miedo. En lo que se refiere a Dios, o usted obedece o desobedece. No hay término medio. Si desobedece a Dios, obedece al diablo. Si obedece a Dios, desobedece al diablo.
Los que hacen lo que Jesús manda tienen el derecho de llamarlo Señor. Los que no hacen lo que Él manda, no son Sus siervos. Son siervos de sus ombligos y, por ende, siervos de Satanás.
Si usted se ha resistido a la Palabra de Dios por no querer dejar un pecado, por no querer sacrificar sus deseos, por no querer renunciar su vieja vida, sus conceptos antiguos, su imagen delante de los demás, su religiosidad o sus preocupaciones y ansiedades, hoy tiene la oportunidad de hacer la elección correcta para que Jesús sea verdaderamente su Señor.
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