La tentación es un estímulo para pecar, es decir, algo que motiva a la persona a actuar en contra de la Voluntad de Dios. En las Sagradas Escrituras, se señala al diablo como el gran orquestador de la tentación y, si él mismo tentó al Señor Jesús, como está escrito en Mateo 4, ¿por qué no nos tentará a nosotros? Después de todo, su principal objetivo es distanciar al hombre del Creador.
En la vida cotidiana, las mujeres cristianas enfrentan diferentes situaciones que pueden llevarlas a cometer errores si no controlan sus actitudes. Estas tentaciones muchas veces no aparecen explícitamente, sino sutilmente en pensamientos y circunstancias que ponen a prueba sus debilidades.
Para no caer en el pecado, es fundamental buscar a Dios, como explica Viviane Freitas en un post de su blog. Afirmó que todos estamos tentados a pensar en lo que está mal, a juzgar, a mirar para otro lado, a condenar y a desconfiar. Además, muchas veces tenemos sentimientos que no son apropiados. Por eso, es necesario acudir a Dios en oración para no caer en pecado, como enseñó el Señor Jesús en el Padrenuestro: “Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos deben, y no nos metas en tentación, pero líbranos del mal” (Lucas 11:2-4).
“El mal siempre está cerca, siempre está en nuestros sentimientos, induciéndonos a pensar que tenemos razón, que tenemos razón. Por eso es tan importante hablar con Dios y compartir nuestras necesidades con Él. Tenemos la opción: podemos elegir tanto el bien como el mal. Y, si hablamos con Dios para que pueda intervenir para que no nos dejemos caer en la tentación, si le pedimos a Dios que nos libre del mal, Él nos dará una salida, nos recordará Su Palabra, lo que está mal”, dijo.
Dijo que, en ocasiones, sintió lo que no debía y Dios la reprendió. “Siempre debes estar observando lo que estás sintiendo y si está acorde con lo que Dios quiere de ti. Cuando algo no viene de Dios, siempre hay duda, falta de paz, falta de aprobación del propio Dios. La persona que se deja llevar por la tentación acaba perdiéndose por ese impulso, por esa provocación, por esa seducción de su alma”, recordó.
Sus debilidades
Note, lector, que hay una diferencia entre ser tentado y caer en la tentación: ser tentado no es pecado; El pecado es ceder a la tentación. El mal sabe atacar al ser humano y tienta a cada uno según sus debilidades.
Así, lo que resulta tentador para una persona puede no serlo para otra. Algunas mujeres, por ejemplo, nunca engañarían a sus cónyuges, pero otras pueden sentirse tentadas a recibir elogios de alguien. Algunos nunca tocarían lo que no les pertenece, pero otros pueden verse tentados a “pasar la mano” en lo que no les pertenece.
Las tentaciones son muchas, pero lo cierto es que nadie se deja tentar por lo feo, sino por lo atractivo. Por tanto, reconoce tus debilidades y busca la fuerza en Dios. Si es necesario, no dudes en huir de la tentación, como lo hizo José cuando la esposa de Potifar intentó seducirlo (Génesis 39,12). Finalmente, asegúrese de velar y orar, como enseñó el Señor Jesús (Mateo 26:41).
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