Muchas mujeres afirman haber tenido un encuentro con Dios, pero permanecen indiferentes ante el dolor y el sufrimiento de los demás. Cada día la gente sufre a nuestro alrededor, ya sea alguien sin hogar, que se congela en la acera o alguien que está pensando en quitarse la vida porque cree que sus problemas no tienen solución.
No es posible quitarle el dolor al mundo, pero a la mujer que conoce a Dios se incomoda con el dolor de los demás y es capaz de hacer pequeños gestos para al menos ayudar a quienes la rodean. Un abrigo donado, minutos de atención dedicados a escuchar a quienes sufren, comida a los hambrientos y una palabra de fe y esperanza pueden marcar una gran diferencia en la vida de una persona.
El mal trabaja para enfriar el amor y la compasión de las personas y desafortunadamente ha tenido éxito en las vidas de quienes viven enfocados únicamente en lograr sus propias metas. Pero este comportamiento es contrario a lo que Jesús enseñó: “Y cuando vio las multitudes, tuvo gran compasión de ellas, porque estaban cansadas y descarriadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: La mies a la verdad es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:36-38).
Este fue el tema de una reflexión de la columnista Viviane Freitas publicada en su blog. “La Biblia habla y vemos que el amor se está enfriando. Muchas personas no se preocupan por los demás, por el dolor de los demás, y viven sus vidas satisfechas, con su casa, su familia, su tiempo, y no tienen pasión por las almas, no tienen compasión por el sufrimiento de aquellas personas que Están cansadas y perdidas, que viven como ovejas sin pastor, perdidas y sin nadie que las guíe”, alerto Viviane.
También mencionó el versículo bíblico que dice: “Y Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo 9:35). . “¿Por qué Jesús hizo esto? ¿Por qué fue a las ciudades y pueblos? Porque Él sabía que la gente no conoce la Verdad, no sabe lo que es el Camino, la Verdad y la Vida. Y no sólo sanaba, sino que Jesús enseñaba en las sinagogas. ¡Mira qué paciente! Al Señor Jesús le interesaba ir a esta gente y enseñarles a liberarlos del reino de las tinieblas”, dijo.
Como imitadores de Cristo, los cristianos debemos llevar también la Verdad que salva, libera y muestra el camino, y esta actitud va mucho más allá de hacer donaciones. Independientemente de la situación, es posible llevar adelante la Fe que alimenta el alma. Cuando una persona tiene un encuentro con Dios, tiene ganas de hablar de este amor y de la alegría de la Salvación. Es imposible conocer a Cristo y permanecer indiferente ante el dolor de los demás.
Por eso, querido lector, reflexiona sobre lo que tu compasión te lleva a hacer por los demás y recuerda que tu intención no sólo se revela cuando se relaciona con algo material. Tenga en cuenta que muchas personas sólo quieren ser escuchadas y recibir un consejo, una oración. Orar por alguien en secreto, por ejemplo, es una de las formas más hermosas de amar, porque así presentas la vida de esa persona a Aquel que realmente puede ayudarla. Procura amar como Jesús amó y ver a los demás como Él los ve, porque al hacerlo, serás fuente de vida para bendecir a todos los que te rodean.
Viviane Freitas