Normalmente, las personas se preparan para todo en la vida:
– Se preparan para casarse;
– Se preparan para el día del casamiento;
– Se preparan para el nacimiento de un hijo;
– Se preparan para trabajar;
– Se preparan para el ingreso a la universidad;
– Se preparan para el día de la prueba;
– Se preparan para trabajar, estudiar, divertirse…
En fin, se preparan para todo lo que se refiere a su vida física, pero no se preparan para enfrentar a su muerte.
Siempre, siempre el ser humano se prepara para recibir lo que espera.
Quien espera el bien material, se prepara para el bien material. Quien espera el bien espiritual, se prepara para el bien espiritual. De una forma u otra, todos nos preparamos para algo futuro.
Esa preparación es un tipo de fe porque esperamos ver lo que aún no hemos visto. (Hebreos 11:1)
Dios ha prometido nuevos Cielos y nueva Tierra solo para los que esperan el cumplimiento de Sus promesas. Esa fe inteligente es un regalo Divino.
Fue así con Noé. Él se preparó para esperar el diluvio;
Fue así con Abraham. Él se preparó para esperar a su heredero;
Con Jacob no fue diferente, él se preparó para recibir la bendición de la primogenitura;
Los hebreos se prepararon para salir de la esclavitud egipcia y tomar posesión de la Tierra Prometida;
Gedeón se preparó para liberar al pueblo de Israel de sus enemigos;
David se preparó para reinar en Israel;
Juan Bautista preparó el camino para esperar al Hijo de Dios;
Las cinco vírgenes prudentes se prepararon para esperar al Novio;
El Señor Jesús preparó a los discípulos para Su muerte, resurrección y ascensión a los Cielos;
Los discípulos se prepararon para recibir el Espíritu Santo.
Todos tenemos que prepararnos esperando el regreso de nuestro Señor HOY.
¿Para qué se ha preparado usted?
Solo los sellados con el Espíritu Santo esperan los nuevos Cielos y la nueva Tierra, en los cuales habita la justicia.
(Isaías 65:17, 66:22 y 2 Pedro 3:13)
Por tanto, así dice el Señor DIOS: He aquí, Mis siervos comerán, mas vosotros tendréis hambre; he aquí, Mis siervos beberán, mas vosotros tendréis sed; he aquí, Mis siervos se alegrarán, mas vosotros seréis avergonzados; he aquí, Mis siervos darán gritos de júbilo con corazón alegre, mas vosotros clamaréis con corazón triste, y con espíritu quebrantado gemiréis. Isaías 65:13-14
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