El poder de la elección es mío, sus consecuencias no pueden ser de otros.
No es justo hacer una mala elección y culpar a terceros por las malas consecuencias.
Dios nos dio el poder de elegir el bien o el mal, de obedecer o desobedecer.
Nadie es perfecto, pero los obedientes persiguen la perfección. Es a estos a los que el Espíritu de Dios busca para que Lo sirvan.
Integridad y rectitud, temor a Dios y huir del pecado han sido virtudes encontradas en el carácter de los que exhalan el buen perfume del Señor Jesús.
1 – Integridad y rectitud: se refiere al carácter con relación a los semejantes. No es solo darle a cada uno lo que le corresponde, sino también no desearles a los demás lo que no se quiere para uno mismo. (Mateo 19:19)
2 – Temor a Dios: se refiere a la fidelidad con relación a Dios. (Malaquías 3:8)
3 – Desvío del mal: es huir de toda forma de pecado o injusticia. (Job 1:1)
¿De qué sirve hacer la Obra de Dios y tener un mal comportamiento? Delante de Dios, el mal comportamiento es como el mal aliento. Insoportable.
Si la Obra de Dios consiste en destruir las obras del diablo, ¿cómo destruir las obras del diablo viviendo en sociedad con él?
Mejor es ser o exhalar el buen perfume del Señor Jesucristo que hacer perfume.
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