Entre el 11 y el 31 de diciembre se realizara el propósito de fe “Ayuno de Daniel”: 21 Días para Escuchar la Voz de Dios, en toda la Universal. La fecha de cierre coincide con la Vigilia de Cambio de año.
Es importante saber:
El Ayuno de Daniel es un período en el que dejamos la información de este mundo para enfocarnos en la presencia de Dios. Es la oportunidad de desechar la carga de información absorbida de la mente y ser más sensibles a la voz de Dios.
Porque diariamente las personas se han alimentado de las palabras de este mundo. Sin embargo, cuando cambiamos las fuentes de este mundo por la fuente de la Palabra de Dios, el resultado es transformador.
Así que tráelo a tu vida. Busca la presencia de Dios dentro de ti o renueva la alianza que ya tienes con el Espíritu Santo.
Qué hacer:
Sólo cuando deseamos y buscamos a Dios por encima de todo, lo encontramos. Haz esto y vive la mejor experiencia de tu vida:
“Y me buscaréis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo vuestro corazón”. Jeremías 29:13
El Obispo Edir Macedo recientemente oriento:
- “El Ayuno de Daniel no es un ayuno de comida o bebida. Es un ayuno de pensamientos, que quiere decir: en lugar de usted beber de los: informativos, las guerras, la prostitución, las muertes, enterarse de lo que pasa en las redes sociales, del glamour de este mundo (…) tal vez eres un deportista fanático de un club (…), dejarás todo eso de lado. .”
- Pasarás 21 días en ayuno, sólo pensando en las cosas de Dios. Sin nada de la basura que el mundo pueda traer a nuestras mentes y hay un detalle, te enseñaré cómo hacer este ayuno correctamente y te funcionará para recibir el Espíritu Santo (…) incluso antes del día 21. Para que el Ayuno de Daniel tenga efecto en su vida, dejarás de lado la información de este mundo y centrarás tus pensamientos en la Palabra de Dios”.
Luego, el Obispo señaló el Salmo 37:1-4 como el Texto Sagrado que debemos aplicar en este camino durante el Ayuno de Daniel.
- “Estos son los pasos que debemos dar para tener éxito en nuestra vida espiritual”, destacó el Obispo Macedo.
“No te indignes ante los malhechores, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque pronto serán cosechados como la hierba y se secarán como la hierba. Confía en el Señor y haz el bien; habitaréis en la Tierra y seréis verdaderamente alimentados. Deléitate también en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón”.