“Hay un tiempo señalado para todo, y hay un tiempo para cada suceso bajo el cielo” (Eclesiastés 3:1). Estas palabras, que fueron inspiradas por Dios para el rey Salomón, hablan de la mayor riqueza que tenemos, que supera al dinero, porque aunque usted lo pierda, puede recuperarlo. El rey dice, en los siguientes versículos, que hay un tiempo para nacer y morir, para plantar y cosechar, para amar y odiar, para la guerra y para la paz, entre otros (Eclesiastés 3.2-8).
En este sentido, es necesario ser sensible para saber en qué época estás viviendo y qué tienes que hacer. ¿Qué te pide el momento que hagas ahora? Esta es una pregunta muy importante, pero la respuesta no siempre es fácil de dar.
En tu vida siempre habrá tiempo para algo y, ante esto, la situación que estás viviendo en tu área financiera, en tu salud, en tu vida espiritual o en tu matrimonio te ha pedido algo y, por eso, necesitas orar y buscar una respuesta de Arriba, una dirección, haciéndole a Dios la siguiente pregunta: “Señor, ¿qué crees que debo hacer? ¿Cuál es tu voluntad? ¿Qué quieres Señor que haga?”
Dios quiere guiar al ser humano y guiarlo en todas las situaciones, pero lamentablemente no todos quieren dejarse guiar por Él y escucharlo. En las Sagradas Escrituras encontramos al Señor Jesús diciendo varias veces: “El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu dice”. Y esto nos hace comprender que Dios guía y dirige, pero muchos están sintonizados con todo lo que dice en el mundo. Entonces, si no buscas escuchar la Voz de Dios, no puedes quejarte de que estás sin dirección.
Para estar en sintonía con la Voz de Dios, es necesario que vuelvas tu atención a Él y, así, recibirás de Él guía para sus deseos. Así como los padres y las madres quieren que sus hijos acudan a ellos cuando tienen preguntas o necesitan consejo, Dios se alegra de que le pregunten con sinceridad: “Señor, ¿cuál es Tu Voluntad para esta situación? ¡Dirígeme! Imagínese cómo el Padre Celestial estará complacido con usted, le responderá y le dará dirección. De esta manera sabrás cuál es tu tiempo y qué hacer con él. Y cuando Dios responde, obtienes certeza, por lo que no necesitarás buscar las opiniones de otras personas sobre qué hacer. Como Su Palabra siempre es correcta y sólo necesaria, todo saldrá bien.
Obispo Renato Cardoso