Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, y se calcula que afecta a más de 300 millones de personas. La depresión es distinta de las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana. Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave, y puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos puede llevar al suicidio. Cada año se suicidan cerca de 800 000 personas, y el suicidio es la segunda causa de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años.
Cómo lidiar con el problema
En una publicación en su blog oficial, el obispo Edir Macedo explica que la depresión no es una fatalidad, ni una condenación. La depresión es el estado de desesperación del alma. “Lamentablemente, el depresivo no ve que la depresión mayor es el grito del alma en busca de ayuda.”
Según el obispo, la sensación de vacío profundo es el mayor dolor del depresivo. Los síntomas de la depresión comienzan con la duda, enseguida viene el miedo, el vacío, la tristeza profunda, la agonía y así sucesivamente.
Pero la persona puede ser curada. “Tratar la depresión es tratar el alma. Y para tratarla solo existe un camino: oír la Palabra de Dios; meditar en las Sagradas Escrituras, en fin, absorber el Espíritu de la Biblia.”
Lo mismo sucede con la ansiedad. Es un mal que afecta al alma. “La ansiedad no vacía su futuro de tristezas, pero sí su hoy de fuerzas. Fuerzas que usted necesita para crear una solución y ejecutarla. La ansiedad le hace temer algo que solo existe dentro de su imaginación”, explica el obispo Renato Cardoso en la publicación en su blog.
Hable con Dios
El obispo Renato destaca que, para superar la ansiedad, la persona tiene que detenerse y pensar: “Mire un campo o un bosque y pregúntese: ¿Quién alimenta a los animales y a los pájaros que viven allí? ¿Quién hizo a aquellas plantas, flores y mariposas en sus mínimos y bellísimos detalles? ¿Quién es su jardinero o quién les da de comer?
La conclusión es que Alguien superior al ser humano, con poderes infinitamente mayores, cuida todo eso.”
Por lo tanto, si usted está ansioso por alguna razón, ya sea sentimental, económica o profesional, piense y eleve su mente a Dios. “Hable con Él sobre sus temores. Cuéntele lo que le preocupa. Y después haga silencio. Escuche en su interior una calma confirmación de que Él lo va a cuidar. Entonces, respire profundo y descanse.”
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