Muchas mujeres han sustituido las enseñanzas bíblicas “venga tu reino” y “hágase tu voluntad” (Mateo 6.10) por sueños y ambiciones personales y, de esta manera, se obsesionan con lograr cosas que nada tienen que ver con el Reino de Dios. El deseo de satisfacer sus caprichos ha convertido a muchos de ellos en esclavos de una búsqueda descomunal. Con cada plan pospuesto, por ejemplo, hay quienes sienten que han fracasado y así, poco a poco, dejan que los deseos incumplidos reinen.

Recientemente, la Señora Viviane Freitas, durante el programa Tarde Musical, de la Rede Aleluia, habló sobre la inclinación humana a querer construir y mostrar sus logros como si al hacerlo fuera seguir el camino hacia la felicidad. La lista de deseos podría incluir “ganar mucho dinero, viajar a cualquier parte del mundo, comprar lo mejor que existe en esta Tierra, casarme o tener hijos”, enumeró.

Señaló que no hay nada malo en disfrutar lo mejor de la vida. “De hecho, Dios prometió dar lo mejor de esta Tierra, pero ¿es este el reino de Dios y su objetivo? ¿Quiere Él que tu reino se limite a esta vida? Al fin y al cabo, después de morir todo se acaba, como la familia y los proyectos”, recordó. Leyendo el capítulo 18 del libro bíblico de Juan, es posible entender, en palabras del Señor Jesús, qué Reino merece nuestra perseverancia, como, por ejemplo, en los versículos 36 y 37: “Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo; (…) Para esto nací, y para esto vine al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad oye Mi voz”.

UN GRAN DETALLE
Hay quienes ponen todas sus fuerzas en lograr comodidad y seguridad, pero muchas personas no prestan atención a que todo lo que ofrece el reino terrenal no es más que un castillo de arena y, como tal, está sujeto a sucumbir en cualquier momento. Por eso, las decisiones cotidianas y los deseos insaciables han distraído a muchas mujeres y les han nublado la visión, impidiéndoles ver el Reino celestial. “¿Cuál ha sido tu reinado? ¿Cuál es tu objetivo en esta vida? ¿Es disfrutar, aparentar tener la gloria de este mundo, mostrarle a la gente lo que haces y lo que sucede? ¿Cuántas personas han creado un reino en su mente y, de repente, todo se desmorona porque lo que diseñaron no sucede? ¿Qué pasa si pierdes a tu familia, tu matrimonio, tu trabajo? ¿Tu reinado, tu objetivo en la vida es tener dinero, ropa o una casa? Si pierdes todo esto, ya no serás feliz”, destacó Viviane.

Lo que muchos no entienden es que el Reino de Dios es algo más grande que cualquier cosa que podamos imaginar. “El Reino de Dios te trae vida. Dios arriesgó a Su Propio Hijo y lo envió a este mundo para que pudiera testificar de la Verdad. Jesús murió en la cruz por mí y por ti y Su Reino no terminó ahí. Al contrario: allí se convirtió en Señor de señores, Salvador. Se desprendió de Su propio Reino, de Su propia Voluntad, para servir a Dios. Observad el Reino que es de Dios, porque éste es el verdadero”, concluyó.

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