La primera vez que me depare con la pregunta «¿cuál es tu religión?» Fue en el aula. Cada alumno empezó a hablar de la suya con la profesora y yo no sabía que responder. Llegué a casa y le pregunté a mi madre, que me dijo: “nosotros somos católicos y tú eres católico”. Entonces, a partir de ahí empecé a decir que era católico.
Desafortunadamente, la mayoría de la gente en el mundo permanece en su religión original. Crecen en una familia que sigue una religión y empiezan a decir lo mismo, van a los mismos templos y no tienen idea de qué es la fe.
La Biblia no habla ni enseña una religión, pero muestra que nuestra fe se conoce por lo que hacemos. Ella no es conocida por lo que sabemos de la Biblia, por la religión que nos proponemos tener y tampoco es el lugar religioso que frecuentamos. La verdadera fe se detecta por lo que hacemos y cualquiera que diga creer en la Palabra de Dios, pero no la práctica, se está engañando, porque vive una vida contraria a lo que Dios dice. Aquellos que creen en Dios como realmente deben vivir como Él nos orienta: alejados del pecado y sin justificar las cosas malas que hacen. Por lo tanto, si una persona dice creer en Dios, pero su vida demuestra lo contrario, es porque en verdad no cree y la mayoría de las personas en el mundo no creen en Dios, porque, si lo hicieran, el mundo no estaría como está.
Entonces, ¿Qué tienes que hacer con esta información? Tienes que mirar dentro de ti y lo que has hecho a causa de esta fe. Si crees en Dios, tienes que vivir según Su Palabra, como se describe en Juan 8.47: “El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.”. Guarda, por lo tanto, lo que dijo el Señor Jesús y ponlo en práctica, porque de lo contrario, cuando mueras y te presentes ante Dios, te sorprenderás al escuchar de Su boca lo siguiente: “yo no te conozco y, por lo tanto, vas al lugar que siempre quisiste en vida, al que siempre demostraste que querías ir, y eso no es aquí en el Cielo”.
Obispo Renato Cardoso