“No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará.”
Gálatas 6:7
La Palabra de Dios no falla, es la misma ayer, hoy y mañana.
Recuerdo la historia de Abimelec (hijo de Gedeón), que usó un discurso convincente, no obstante, malicioso para con sus hermanos, para que lo ayudaran a reinar sobre el pueblo, y luego los mató.
“ABIMELEC hijo de Jerobaal fue a Siquem, a los hermanos de su madre, y habló con ellos, y con toda la familia de la casa del padre de su madre, diciendo: Yo os ruego que digáis en oídos de todos los de Siquem: ¿Qué os parece mejor, que os gobiernen setenta hombres, todos los hijos de Jerobaal, o que os gobierne un solo hombre? Acordaos que yo soy hueso vuestro, y carne vuestra. Y hablaron por él los hermanos de su madre en oídos de todos los de Siquem todas estas palabras; y el corazón de ellos se inclinó a favor de Abimelec, porque decían: Nuestro hermano es.”
Jueces 9:1-3
Ese es el mismo discurso convincente y malicioso usado por los disidentes rebeldes que, queriendo reinar, ya no aceptan la disciplina de la iglesia del Señor Jesús. Y dicen: “La iglesia cambió, no concuerdo con eso o aquello…”
Lamentablemente, algunas personas, “hermanos”, compatriotas e incluso discípulos de esos disidentes, salen en su defensa diciendo: “Él me ayudó cuando llegué a la iglesia, es una injusticia lo que están haciendo… Él no merece ser tratado así, etc.” Sin embargo, esas personas no imaginan el verdadero objetivo de los disidentes, y por qué llegaron a esa situación.
Si los hermanos de Abimelec hubieran sabido de su real intención, que serían asesinados por él, ciertamente no lo habrían ayudado.
Abimelec se convirtió en rey conforme lo había deseado. Solo no podemos olvidarnos de que él sembró el mal, y así también cosechó.
“Y vino Abimelec a la torre, y combatiéndola, llegó hasta la puerta de la torre para prenderle fuego. Mas una mujer dejó caer un pedazo de una rueda de molino sobre la cabeza de Abimelec, y le rompió el cráneo.”
Jueces 9:52-53
No estamos aquí profetizando el mal, tampoco aterrorizando o sensibilizando, sino alertando que “De Dios nadie se burla”.
“Y escapó Jotam y huyó, y se fue a Beer, y allí se estuvo por miedo de Abimelec su hermano.”
Jueces 9:21
Uno de los hermanos de Abimelec, Jotam, logró huir y se salvó. Usted puede ser aquel “hermano” que huyó por su vida; todavía tiene una oportunidad de huir de esa trama por la salvación de su alma.
Aproveche la oportunidad que Dios le da, aquí, ahora, ¡arrepiéntase!
Que el Espíritu Santo lo convenza.
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