La fe que siente es inútil, pero la fe que piensa, la fe racional, viene del Espíritu Santo. Cuando una persona tiene una fe sobrenatural e inteligente, confía en la Palabra de Dios. Entonces, cuando pierde a un ser querido que fue justo, que vivió en la fe, recibe el consuelo del Espíritu Santo. Y no sólo consuelo espiritual, sino el consuelo de la Palabra misma del Espíritu Santo, que dice claramente en Isaías 57:1: “El justo perece, y no hay quien se preocupe; los hombres piadosos son arrebatados, sin que nadie comprenda que ante el mal es arrebatado el justo,” En otras palabras, la persona vivía en el Reino de Dios en la Tierra y, al morir, iba al Reino de los Cielos.
La gente que vive en el reino de este mundo no considera esto. Viven en el reino de la mentira, la incredulidad y el desorden. Entonces no entienden que esa criatura que era justa a los ojos de Dios fue ascendida al Reino de los Cielos.
Si has perdido a un ser querido que era de Dios, que confesó a Jesucristo como su Señor, comprende que él fue recogido antes del mal. El Texto Sagrado garantiza que Jesús vendrá a buscar a Su Iglesia, a sus fieles y a los justos y ese es el Arrebatamiento. En otras palabras, antes de que llegue lo peor, Dios promete reunir a Su pueblo, aquellos que creyeron en Él y vivieron según Su Palabra. A veces los seres queridos de una persona que ha fallecido dicen: “Vaya, era tan joven y tenía la vida por delante”. ¡No! Dios recoge a ese joven antes de que venga el mal.
El otro versículo dice: “Entrará en paz; Los que han andado en su justicia descansarán en sus camas”. Esto significa que, cuando una persona tiene fe basada en la Palabra de Dios, cuenta con el apoyo del Espíritu Santo de que su ser querido fue separado de ella y que, un día, se reunirá con él también. Cuando una persona muere sin haber temido a Dios, también queda separada, pero entrará al mundo del infierno. Así que evalúa tu fe para que no vivas practicando una religión de forma aleatoria, sin objetivo y sin coherencia.
Obispo Edir Macedo