¿Son las drogas, las bebidas, los juguetes, la pornografía, comer compulsivamente, internet, las mentiras? ¡No!

¡El mayor vicio del ser humano es hacer su propia voluntad!

El ser humano es adicto a hacer su propia voluntad, la raíz de ese vicio no está en una sustancia o producto, sino en su propio corazón engañoso (Jeremías 17:9).

Este vicio tiene que ser vencido las 24 horas del día, por eso el apóstol Pablo dijo: “CADA DÍA MUERO” (1 Corintios 15:31), es decir, día tras día venzo a ese vicio. Tenemos que mantener muerta nuestra naturaleza todos los días, decidiendo HACER la voluntad de Dios.

Ese vicio se manifiesta a través de las elecciones, decisiones, costumbres, relaciones y sentimientos que son priorizados, colocando así la voluntad de Dios en segundo plano.

El Padre nuestro es la oración que nos enseña el camino hacia el cielo y en ella está el sacrificio del mayor vicio del ser humano a fin de DECIDIR HACER la voluntad de Dios.

¡Esa es la razón por la cual muchos todavía han recibido el Espíritu Santo, no vencieron a ese vicio: ¡A SUS PROPIAS VOLUNTADES!