Los diezmos, las ofrendas y los sacrificios son una cuestión de fe y de justicia. No hay por qué discutir o cuestionar. Es cuestión de pura sumisión a la Palabra del SEÑOR DE LOS EJÉRCITOS.

Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo… Hebreos 11:4

En otras palabras: A causa de su fe, Abel ofreció mayor sacrificio que Caín. A causa de ese sacrificio de fe, él fue justificado y se tornó merecedor delante de Dios.

El sacrificio ofrecido a Dios fue una decisión personal en virtud de su fe.

¿Qué fue lo que Dios hizo con el sacrificio de él? Nada. Sin embargo, en su sacrificio, el Señor vio su fe, su confianza y, sobre todo, su desapego material. Ese es el tipo de fe que agrada a Dios.

La FE es espontánea. Quien la tiene es porque la recibió del Espíritu de la Fe – el Espíritu Santo. Nadie es obligado a ejercitarla, a practicarla, a manifestarla. Especialmente si no la tiene dentro de sí. Cada uno da aquello que tiene. Imagínese a Dios obligando a la persona a creer en Él o a ser fiel a Él, sin darle condiciones para eso.