Jane Fonda tiene 79 años de edad. Ganó dos Oscar, siete Globos de Oro y dos Premios BAFTA (British Academy Film Award), además de muchas otras nominaciones para los premios más importantes del cine mundial. A pesar de ser considerada una de las mujeres más exitosas de todos los tiempos, hasta hace unos días ella se sentía incapaz de enfrentar públicamente un acontecimiento importante en su vida.

“Fui violada y abusada sexualmente cuando era niña”, dijo en una entrevista con Brie Larson, para la revista The Edit. “También me han despedido por no dormir con mi jefe.”

De acuerdo con el informe de Jane, durante mucho tiempo prefirió no revelar esa información por miedo a cómo sería recibida por la sociedad, debido a que muchas personas creen que la mujer que pasó por esto es responsable por lo que le sucedió. Ella misma cometía ese error de juzgarse. “Siempre pensé que todo esto era mi culpa, que eso sucedía porque yo no hablaba o no hacía algo bien”, afirmó.

En el 2014, Jane ya había revelado que su madre fue violada cuando era niña y, por eso, se suicidó cuando la actriz tenía 12 años. Ahora ella hace pública su propia historia de acoso y violencia, además de afirmar que conoce a mujeres que fueron violadas y no lo sabían. “Ellas piensan: Debe ser porque dije que “no” de manera equivocada.”

En realidad, muchas víctimas de violencia piensan de esta manera y, Brie resaltó, “cuando tantas personas le dicen eso, se hace fácil creerlo”.

Una entre millones

El caso de Jane Fonda no es el único. Lamentablemente, se estima que el 35% de las mujeres del mundo ya fueron agredidas por sus parejas, además del 7% de las mujeres que han sido agredidas sexualmente por otros que no son sus parejas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Esos, sin embargo, son números basados en los relatos a la Justicia. La verdad es que muchas víctimas no hacen la denuncia para procesar a su agresor, por miedo, vergüenza o falta de conocimiento.

Asustadas, pocas mujeres buscan la ley para enfrentar a sus agresores. “En la práctica, terminan desistiendo, porque necesitan sentirse seguras y con las orientaciones correctas, para tomar una actitud.”

Carlinda atiende a muchas mujeres agredidas, ofreciendo no solo apoyo material, sino también espiritual a esas personas.

“Las mujeres llegan al Proyecto Rahab desacreditadas, sin vida, con el aspecto emocional destruido, sin autonomía ni recursos personales y económicos, a veces amenazadas, sin creer en su potencial, muchas aún en la esperanza del arrepentimiento de la pareja, avergonzadas delante de los familiares, sufriendo calladas y solas, sin autoestima, sin el conocimiento de sus derechos, con muchas dudas e incertidumbre, humilladas y con miedo de reaccionar. Solas no logran salir, porque ellas llegan con un dolor que no es palpable, es un dolor en el alma”, dice Carlinda.

Si usted pasó o está pasando por una situación de violencia, recuerde que la culpa jamás es de la víctima, y es necesario buscar a la ley para que el agresor sea castigado.

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