En medio de los cristianos, Dios está buscando hombres y mujeres indignados como Josué y Caleb:

… Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos. […] Si el Señor Se agradare de nosotros, Él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra el Señor, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está el Señor; no los temáis. Números 13:30; 14:8-9

Dios está buscando indignados como el levita cuya mujer fue abusada por los hombres de Gabaa, y tomó una actitud, como:

…Jamás se ha hecho ni visto tal cosa, desde el tiempo en que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta hoy… 
Jueces 19:30

La indignación es el combustible de la fe y del coraje. Un indignado pierde la noción del peligro, del miedo, y embiste, toma una actitud, va por todo o nada, se lanza en la dependencia total de Dios, poniendo su vida, su todo y su querer en las manos de Él.

Si usted tiene el Espíritu Santo, es de Dios, ¿por qué el miedo, entonces? ¿Por qué aceptar pasivamente la situación vigente? ¿Por qué aceptar que las Escrituras continúen en el papel? ¿Por qué tener la vida igual o peor que la de los vecinos, parientes, amigos, que incluso se burlan de Dios? ¡Indígnese ahora! Ahí mismo donde usted está leyendo esta palabra, como David lo hizo:

¿Hasta cuándo, Señor? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás Tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? Salmos 13:1-2

¿Sabe hasta cuándo? Hasta que usted salga de lo tibio y se lance a lo caliente; salga de la duda y se lance a la fe; hasta que usted se deshaga de la capa de la religiosidad y haga lo que nunca hizo en el Altar.
Este es el momento. Este es su turno.

¡Que Dios los bendiga!