“EL PEOR ENGAÑADOR NO ES AQUEL QUE ENGAÑA A OTROS O QUE ES ENGAÑADO POR OTROS, PERO SI, AQUEL QUE ENGAÑA A SI MISMO”

Engañar a otros es algo grave, especialmente cuando existe la premeditación… mas, ¿y cuando el objetivo es la propia persona? En primer lugar, ¿seria posible engañarnos a nosotros mismos?

SI, esta cuestión tiene lugar, ya que no son pocas las veces y no son pocas las personas que admitieron que ya sabían con anticipación que estaban equivocadas, sabían que estaban engañando a si mismas.

Pero, ¿cómo y en cuales situaciones podemos engañarnos a nosotros mismos?
– Cuando conocemos la Verdad, mas optamos por no practicarla;
– Cuando sabemos lo que es correcto, mas optamos por hacer lo equivocado;
– Cuando Dios habla con nosotros a través de la meditación de Su Palabra o consejo de Sus siervos, mas preferimos hacernos sordos…

“Ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.” (Corintios 6.10)

Por eso, este es el peor engaño, pues engañarse a si mismo es rechazar la Verdad Absoluta sustituyéndola por nuestra “propia voluntad” sujetándose, con eso, a las consecuencias que esta misma elección causa.

El Espíritu del Dios Altísimo quiere usarnos en toda Su Plenitud, Él esta buscando en nuestra generación a hombre como Noé, Abraham, Moisés, Deborah, David, Ester y tantos otros, que fueron exponentes en Sus manos, hombres y mujeres que se dejaron guiar y llevar por el viento del Espíritu, sin que nada los prendiera o atara. Ellos estaban libres, sin miedos.
El Altísimo podía hacer con ellos y en ellos lo que quería. No había resistencia, no había peso o algo que los atara. Y es eso lo que el Dios Todo-Poderoso quiere encontrar en cada uno de nosotros.

Entretanto no olvide que para volar alto, es necesario estar libre de toda carga y soportar la presión, Si no está dispuesto a eso, es mejor ser un pollo en su patio, pero no olvide que temprano o tarde usted irá para la olla.

Te veo en la Universal o en las nubes.
¡¡¡Eia!!!

Dios es contigo, y yo también.