No es la oración de otra persona que lo va a curar o lo librara de algún problema. Es su Fe que lo Salvará.
A quien no le gusta recibir una oración, hasta las personas más incrédulas recurren a la fe en la hora de sofoco. La oración trae alivio y esperanza de que lo mejor va a suceder. El problema es que muchos han tercerizado la fe y colocan la responsabilidad de practicarla sobre, los obreros, pastores u obispos de la iglesia. Está aquella persona tambien que es viciada en oración pero solo la oración de los demás funciona para ella.
En una reunión se habló del asunto dando como ejemplo el pasaje bíblico escrito en Éxodo 8. 27 – 28, que relata cuando el Faraón le pidió a Moisés que orara por él: “Camino de tres días iremos por el desierto, y ofreceremos sacrificios al Señor nuestro Dios, como él nos dirá. Dijo Faraón: Yo os dejaré ir para que ofrezcáis sacrificios al Señor vuestro Dios en el desierto, con tal que no vayáis más lejos; orad por mí.”
El pedido del Faraón representa en los días actuales, lo que muchas personas, en su mayoría que están dentro de la iglesia hacen. Son los viciados en pedir que otras personas oren por ellas, cuando en la verdad son ellas que no hacen nada para cambiar su situación. Estás personas escuchan la palabra de Dios y participan de las reuniones, pero siempre piden oración al finalizar, después de haber participado de una predica y de innúmeras oraciones a su favor. La sensación es que nada de lo que escucho fue absorbido.
En el caso de Faraón él era idolatra y cuando los problemas apretaron el recurrió a Moisés, pero no colocaba en práctica lo que Moisés le orientaba hacer. Lo mismo sucede con muchos miembros de la iglesia: solo escuchan las predicas y no hacen nada más.
Dependencia
La auxiliar de producción Edjane da Silva Santana, de 26 años, es un ejemplo de eso. Ella regreso a la Universal en 2017 y conto que dependía de la Fe de los que estaban a su alrededor: “Si sucedía algo conmigo, yo quería que otros oraran por mí, yo no creía que mi Fe alcanzaría lo que yo quería.” Recuerda
Ella dice que si el pastor de la iglesia oraba, Dios lo escucharía, pero si ella oraba no tendría el mismo efecto. Edjane nos cuenta que esperaba de las personas lo que ella misma debería de hacer: “yo ni pensaba en orar, siempre pedía para alguien”.
Eso cambio en un atendimiento con su pastor, que le dijo que el mismo Dios que estaba en él podría estar en ella tambien si ella creía y obedecía la Palabra de Dios: “Cuando comencé a aprender, pase por un situación que mi sola y dependiente de Dios y tuve que actuar por la Fe aquella que yo creía que no tenía” relato.
Edjane explico que ya no depende de la fe ajena: “Hoy soy dependiente de mi Fe y Dios me responde” finalizo.
Crea en su fe
No de para otro lo que usted debería hacer por usted mismo. Piense como usted podrá pedir oración para aquel pastor u obispo: si no cree cuando ellos le dicen para creer en su Fe, como creerá en su oración.
Esa limitación de la fe viene del diablo, que coloca en la mente de las personas que su propia Fe no resuelve. Claro que usted puede tener a alguien que ore por usted, pero es necesario que haga su parte tambien, pues una Fe sin actitudes no es suficiente. No es la oración de otra persona que lo va a curar o lo librara de algún problema. Es su Fe que lo Salvará.
Ósea: No dude de su Fe, crea y determine que lo que usted desea podrá alcanzarlo, sin depender apenas de la oración de terceros. Para eso comiese a obedecer a Dios y sus mandamientos, porque Él jamás dejara de atender aquel que lo honra.