La diferencia de la fe al tener o no el encuentro con Dios y el bautismo con el Espíritu Santo…

Abraham oyó la voz de Dios (encuentro); salió de su tierra por la fe en las promesas recibidas; en la visión de las estrellas entendió que lo que haría Dios era más grande que su sueño; confió y esperó contra toda esperanza sin considerar su cuerpo envejecido y vio cumplirse la promesa.

Cuando fue probado, Abraham colocó a su hijo en el Altar, pues sabía que Dios era capaz de resucitarlo de las cenizas. ¡Esa es la Fe Revelada a través del encuentro personal con el TODOPODEROSO! Fe que hizo que honrara a Dios por encima de todo, ¡su mayor riqueza!

Sara nunca oyó la voz de Dios, no fue revelada, no creía en la promesa, vivía de la fe del marido, insegura, actuaba por el corazón, le dio a Abraham la sierva para generar un hijo, intentando encontrar una manera… Y encima, oyó detrás de la puerta cuando el Señor le dijo a Abraham que ella generaría el hijo ese año. Sara se rio (dudó) por dentro, consideró y miró el estado de su cuerpo, de su vejez, y cuando Abraham le cuestionó por haberse reído, mintió por miedo a su marido.

Desafortunadamente, tenemos muchas “Saras” en nuestro medio, hace años en la tienda (iglesia) oyen las prédicas, leen las promesas, pero no creen. Son inseguras, tienen miedo, miran las circunstancias. Son pobres en la fe, miserables en su interior, con una mente bloqueada, pues nunca tuvieron la revelación de la Fe.

Junto a los “Abrahams” (revelados), ven los testimonios, aplauden las conquistas ajenas, se alimentan de emociones, pero ríen (dudan) por dentro, cuando se trata de sus propias vidas. ¡En las luchas, niegan la fe, viven en la mentira de que creen sin creer! No tienen luz propia, son despreciadas pues desprecian a Dios. Por eso, no tuvieron el encuentro con Dios ni fueron bautizadas con el Espíritu Santo.

Otros cayeron, se rebelaron y se fueron, porque pensaron que eran “víctimas de injusticias”, e incluso utilizaron varios argumentos para ocultar el hecho de nunca haber sido Revelados … Como Lot, estos «ex» se convirtieron en prisioneros de los reyes de Sodoma y Gomorra (demonios que actúan en este mundo) … ¡su fin es la melancolía de la cueva en la que viven!

Por otro lado, Sara, aun con sus flaquezas y debilidades, permaneció fiel al lado de Abraham hasta la muerte … Ella fue mencionada en la Biblia no como madre, sino como alguien que dio a luz por estar al lado de Abraham, llamado bendecido y multiplicado …

¡Lo glorioso es que cada Sara tiene la oportunidad en esta Hoguera Santa de tornarse un Abraham! Tener la revelación de la Fe a través del encuentro con Dios y el bautismo con el Espíritu Santo. ¡Basta con honrar a Dios con su vida por completo en el Altar!

“Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque cuando no era más que uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué”. Isaías 51: 2


Abraham y Sara
Obispo Ricardo Souza