El bautismo con el Espíritu Santo no es una opción, sino una necesidad urgente. Él es como el oxígeno para los humanos, es decir, sin Él no tenemos vida. Por lo tanto, lo más importante en la tierra es recibir el Espíritu Santo. Él es la grandeza de Dios dentro de nosotros.
Sin embargo, las personas lo desean como desean una bolsa, un reloj, un arete, una joya de oro, es decir, quieren la Presencia de Dios como un sostén más de sus vanidades.
Muchas personas anhelan tener el Espíritu Santo, pero no lo reciben porque no ponen en Él todas sus fuerzas. Ponen sus fuerzas en consumir drogas, comprar bebidas y satisfacer sus deseos, sin embargo, cuando se trata de recibir el Espíritu Santo, no se comprometen de la misma manera.
Aquellos que son adictos a la pornografía, la bebida y las drogas se sumergen en lo que están haciendo, le dan mundos y fondos, luchan y luchan por lo que quieren. Entonces, háganlo por el Espíritu Santo, hagan lo mejor que puedan para recibir la Presencia de Dios. Los sedientos van en busca del Agua de la Vida.
Hay quienes conocen la Verdad, pero no están dispuestos a renunciar a las cosas para recibir el Espíritu Santo.
El Señor Jesús dijo: “Y cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos buscando descanso, y no lo encuentra. Entonces dice: Volveré a mi casa, de donde salí.
Y cuando vuelve, la encuentra desocupada, barrida y adornada” (Mateo 12:43-45). Es decir, el diablo dispone siete espíritus peores para atormentar la vida de la persona que una vez sirvió a Dios y ahora ya no sirve. Incluso la persona fue sanada y liberada un día, pero volvió al mundo y, por no tener el Espíritu Santo, el diablo se apoderó de su vida. La vida de esa persona se ha convertido en un infierno aún peor de lo que era antes. Por lo tanto, es necesario buscar al Espíritu Santo por encima de todo.
Obispo Edir Macedo