Encontrar a hermanos de la misma familia en conflicto es normal. Lo que no es normal es encontrar a hermanos de la misma fe en disputa. Cuando eso sucede es porque no son de Dios.
Los nacidos del Espíritu Santo tienen Su carácter. Mente de Cristo; corazón nuevo, que late de acuerdo con el del Padre; comportamiento sincero; palabra de honra; en fin, brutal diferencia respecto al carácter de los no nacidos del Espíritu de Dios.
¡Dudo que los nacidos de Dios deshonren la palabra empeñada! Así como la honra del Padre está en el cumplimiento de Su Palabra, lo mismo sucede con Sus hijos. El Señor Jesús, por ejemplo, enseña que el matrimonio hecho por Dios no puede ser roto. Sus hijos honran la palabra empeñada en el Altar delante de la Palabra de Dios. La palabra de los verdaderos hijos de Dios vale más que sus sentimientos.
Los nacidos de Dios tienen, en el carácter, el ADN de Dios.
Referirse al carácter en los días actuales es casi como sembrar en el viento, como andar a contramano de este mundo. Pero, para los que quieren heredar la salvación eterna, no sirve de nada confesar la fe cristiana y comportarse de modo contrario a la Palabra de Dios.
Si vosotros permaneciereis en Mi Palabra, seréis verdaderamente Mis discípulos… Juan 8:31
Discípulo no es el que confiesa o siente serlo, sino el que sigue, practica, guarda y obedece a la Palabra de su maestro.
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