El apóstol Pedro dijo: “Sed sobrios; vigilad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, ronda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8-9). Cuando una persona nace del Espíritu Santo, como en el caso del Señor Jesús, el diablo no prevalece sobre ella. Ella sabe resistirle, siendo guiada por el Espíritu de Dios. Así ella vence el mundo.

La persona sobria no busca llamar la atención para sí misma, no se muestra, descontrolada y emocionalmente desequilibrada. Es templada, equilibrada y sabe posicionarse. Tampoco le interesa la opinión de los demás. Pero, cuando la persona no es nacida de Dios, el diablo está rodeando y tratando de encontrar una brecha para entrar en su vida. Es como en el caso de las personas que querían tomarse una selfie al borde de un acantilado y tuvieron un accidente. Fíjense bien: ¿una persona que accidentalmente cae por un precipicio para mostrar su belleza y valentía en las redes sociales era una persona sobria? No, ella tenía sus pensamientos dirijidos hacia el glamour.

El diablo ronda, rugiendo como león, planeando a quién devorar, es decir, contra los que no son hijos de Dios. Así que mira cuán extremadamente significativo es que inviertas toda tu vida para ser un hijo de Dios.

Sé discreto, sobrio, equilibrado para no dejarte atrapar por tu oponente, que es el diablo. Cuida tus pensamientos, dirige tu mente de acuerdo a los conceptos de Dios y Él cumplirá Su Palabra en tu vida. Invierte en tu cabeza, en tu capacidad, en tus pensamientos, combinándolos con los de Dios, y así serás feliz.