¿Cómo nace un hincha fanático? ¿Cómo explicar el riesgo de perder la vida a causa de la pasión?Pasión corintiana, pasión flamenguista o por otro club cualquiera. ¿Sería explicar lo inexplicable?Una cosa es cierta: el fanático no razona. Solo siente.El fanatismo es el resultado de una adhesión ciega. Sea a una religión, a un partido, a un club o a una persona.El hincha fanático no nace cuando es adulto. El fanatismo comienza cuando se es niño.En la ausencia del uso de la razón, toda su energía es puesta en los sentimientos del corazón.Los padres inician este proceso de “conversión”, llevando al niño a los estadios llenos.El abundante colorido, sumado a la algarabía de la hinchada, estimula la adhesión ciega. A partir de entonces, el niño es poseído por la pasión. Y la carga por el resto de la vida.Es capaz de cambiar de religión, de marido/mujer, de profesión, de todo menos de club. ¿Cuál es la ganancia práctica de todo eso? ¡Nada!Como exbotafoguense, puedo garantizar, fueron más las decepciones y los enojos que las alegrías. Eso sucede con todos los hinchas. Y aun en las alegrías, no me añadía nada.El joven ingresa a la facultad, recibe informaciones, ideas y pensamientos. Recibe una formación académica. Si él es aplicado en los estudios y pone en práctica tal formación, su futuro está garantizado.
Por lo menos, teóricamente.
Por otra parte, no se aplica lo mismo a la fe inteligente.Ella no nace por casualidad, ni por interferencia ajena. Al contrario, es una revelación venida del Trono del Altísimo. Isaías 53:1
Como algo extremadamente sublime, precioso y poderoso, la revelación de la fe sobrenatural hace que los sueños se tornen realidad. Trae a la existencia lo inexistente. Y no tiene límites.Fue así con Abraham. Oyó la Voz de Dios y obedeció Su dirección. Resultado: se tornó la propia bendición. No tuvo límites en toda su vida.
«Abraham era viejo, entrado en años; y el SEÑOR había bendecido a Abraham en todo». Génesis 24:1
¿Cómo explicar esa calidad de fe? No se explica. Solo se vive por medio de la obediencia.
Abraham fue el principio de la fe inteligente.Pensaba consigo: “Si me alío al Creador, ¡nada me será imposible!”
Esa convicción lo llevó a la obediencia incondicional.
Y a las bendiciones también.
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