Probablemente hayas oído hablar de la máquina del tiempo en alguna película de ficción o en un libro de historia. Ella trae una idea que hace pensar al ser humano: “Ah, si pudiera volver el tiempo atrás”. Imagínese, entonces, si pudiera retroceder en el tiempo y tener la posibilidad de salvar una relación que perdió o si pudieras intervenir en momentos en los que actuaste mal.
Este deseo está en la mente de muchas personas. Los científicos gastan mucho dinero y dedican su vida a descubrir cómo retroceder en el tiempo. Pero, mientras la ficción busca esto, la Palabra de Dios muestra que uno de los hombres más antiguos de las Sagradas Escrituras habló sobre el tema – fue Job, en 29,2: “¡Ah! ¡Quién me diera volver a ser como en meses pasados, como en los días en que Dios velaba sobre mí!” Job perdió diez hijos, su salud, su negocio y sus posesiones. En cuestión de días se encontraba en un estado deplorable.
Quizás tengas el mismo deseo que Job: retroceder en el tiempo y volver al pasado. Sigues recordando los errores que cometiste, las personas que perdiste, las cosas que arruinaron tu vida y piensas que serías una persona diferente si estas situaciones no hubieran sucedido. Ya le has pedido perdón a Dios, pero no puedes perdonarte a ti mismo y esta culpa que cargas te hace perder el tiempo, porque el tiempo no vuelve, solo avanza.
Job dijo estas palabras, incluso sin entenderlas, y puso toda su confianza en Dios. Así tuvo su recompensa, como está escrito: “Y así el Señor bendijo el último estado de Job más que el primero” (Job 42:12). No le fue posible retroceder en el tiempo, pero, por la fe, él tuvo su último estado mejor que el primero. De la misma manera, Dios no hace que nadie regrese al pasado, pero quiere que la vida de la persona sea mucho mejor que antes. Pero para que esto suceda hay que creer y actuar.
Por eso, ustedes que están caídos y cargando con el peso de sus fracasos, comprendan que retroceder en el tiempo no es posible. Sin embargo, es la Palabra la que muestra que Dios hará ahora mucho más de lo que jamás hayas visto. Sólo necesitas confiar, tal como lo hizo Job, no pienses, entonces, que tu vida se acabó porque las cosas han pasado. Deja todo atrás y dirige tu vida hacia Dios.
Obispo Renato Cardoso