Mucho se sabe sobre el viaje del pueblo hebreo hacia la ansiada tierra prometida –promesa que, hoy, se relaciona con el Reino de los Cielos. Pero ¿has oído hablar de la presencia prometida por Dios?

Vamos a aprender:

Tal como se describe en las Sagradas Escrituras, Dios tenía un propósito para su pueblo: liberarlos de las manos de Egipto y guiarlos a la tierra prometida. Y, para que esto fuera posible, se reveló a Moisés, para que fuera Su canal de contacto con la nación de Israel (Leer Éxodo).

Sin embargo, a pesar del privilegio de tener como promesa la bendición del Altísimo, Moisés llevaba dentro de sí un deseo genuino y, por eso, presentó una petición ante el Señor:

“Entonces le dije: Si tu presencia no está con nosotros, no nos saques de aquí”. (Éxodo 33.15)

Moisés reivindicó la promesa que el Altísimo hizo a Abraham y su descendencia (Génesis 17.7), demostrando que, por encima de las bendiciones, su mayor deseo era tener Su presencia con él.

La fe que Dios espera:

La actitud de Moisés es vista por muchos como audaz, sin embargo, este es el tipo de fe que Dios espera de nosotros. En su reciente Meditación Matutina , Obispo Edir Macedo aclara que “para alcanzar este tipo de fe es necesario tener intimidad con Dios”.

Además, el Obispo explica que esta relación con el Altísimo es una característica específica de quien posee su Espíritu y, por lo tanto, quien desee poseer en sí mismo la Presencia prometida y alcanzar la garantía de su salvación eterna, debe demostrar disposición de ser el propio Altar físico de Dios en este mundo y así santificar Su Nombre en su vida.

“No corras tras las bendiciones antes de ser tú mismo la bendición. Es como dijo Jesús: ‘buscad primero su Reino y otras cosas os serán añadidas’ (Mateo 6.33) ”, aconsejó.

Muy pronto el Ayuno de Daniel:

Si entiendes la importancia y quieres recibir la presencia prometida por Dios, ¡el Ayuno de Daniel es para ti! Este es un propósito especial para quienes desean conectarse con los pensamientos del Todopoderoso y así recibir la garantia de su Salvación, el Espíritu Santo.

El Ayuno de Daniel dura 21 días, del 19 de noviembre al 10 de diciembre. Y para obtener más información sobre cómo participar, simplemente haga clic aquí.