La fe fue la herramienta dada al ser humano, la cual todos tienen; pero infelizmente, pocos saben hacer uso de ella de forma consciente…
El Señor Jesús no solo enseñó sino que también ejemplificó el Poder ilimitado que existe en la fe, pero, al mismo tiempo, Él también dejó en claro que el ser humano se deja llevar por las conquistas fácilmente; atribuyendo las mismas a la fuerza de su brazo – capacidad. “Tu fe te salvó…”, dijo Jesús innumerables veces, confirmando que fue la fe y no la persona la que operó el milagro.
Ahora bien…en caso de que no fuese un riesgo que corre el ser humano, el Señor Jesús no lo habría mencionado, y el hecho es que la persona que no sube al Altar (se entrega por entero – al 100%) se corrompe con el conquistar por medio de la fe, a ejemplo del Pueblo de Israel, cuando hizo el becerro de oro, porque no subió al Monte Sinaí; en la época de Gedeón, en la que hicieron cavernas en los montes, cuando deberían elevar un Altar al Dios vivo para sacrificar…
El sacrificio blinda nuestro espíritu, al mismo tiempo que también blinda nuestra fe, tornándonos inmunes a cualquier hipótesis de acomodación, religiosidad, corrupción de nuestro espíritu, pues, asociados al sacrificio no resta margen para dudas de que fue este y nada más el que nos permitió conquistar.
 
“Asimismo un buey y un carnero para sacrificio de paz, que inmoléis delante del Señor, y una ofrenda amasada con aceite; porque el Señor se aparecerá hoy a vosotros” (Levítico 9:4)
 
¡Te veo en la Universal o en las nubes!
Ojf