Seguir los deseos del propio corazón puede traernos muchos problemas. Porque no siempre lo que queremos nos hará bien.
Cuadro general:
- En la Biblia está escrito: “Pero el que mira atentamente en la perfecta ley de la libertad , y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace”. Santiago 1:25
- El ser humano tiende a buscar lo que quiere. La gente adora la libertad de hacer lo que les plazca. Es como lo expresa muy bien esta frase: «Mi cuerpo, mis reglas». Sin embargo, no es así como funciona en la Palabra de Dios. Porque el resultado de esta búsqueda desenfrenada de la libertad ha traído el caos a la sociedad.
- No todo lo que quiero es para mi bien.
- ¿Qué es ‘la ley perfecta de la libertad’? Es la Palabra de Dios, que nos ayuda a refrenar nuestros deseos, que están encontra de nosotros. Frenar nuestra codicia, porque está dentro de nosotros.
- Es como el hombre o la mujer que comete adulterio. De ese adulterio vendrán las consecuencias. Por ejemplo: el embarazo, el final del matrimonio, la ruptura de la reputación. Sin embargo, todo comenzó con la codicia. Esa persona quería algo que no podía tener.
- Parece como una prohibición. Suena algo así como: ‘Pero esto es demasiado radical, demasiado estricto’. No. Esta es la ‘ley perfecta de la libertad’. Porque si no miro, no codiciaré. Si no codicio, no actuaré, no buscaré. Si no busco, no lo manipularé. Si no cometo adulterio, tendré paz en mi matrimonio, tendré paz en mi familia. Y entonces sí tendré la libertad de ser esposo, de ser hombre, de ser padre, de ser respetado”.
- Otro ejemplo sería cuando un joven ingresa al mundo del crimen. En lugar de estudiar, trabajar y construir una vida con dedicación, elige la ganancia rápida e ilícita. Porque codiciaba esa ropa de diseñador, ese estatus social.
Conclusión:
Cuando obedecemos la Palabra de Dios, nos estamos previniendo de las consecuencias de nuestra voluntad. Entonces, tenemos que abandonar nuestros deseos y hacer la voluntad del Altísimo.
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