Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de fuertes truenos, que decía: ¡Aleluya! Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina.” Apocalipsis 16.9

Aquellos que han oído y obedecido la voz de Dios, sacrificando sus voluntades carnales en la tierra para obtener su Espíritu, formarán parte de ese coro en los cielos, alabando y engrandeciendo al Todopoderoso. ¡Ah, qué glorioso día!