Vasijas vacías
Hoy queremos hablarles a las personas que tienen el Espíritu Santo, pero que, en el Ayuno de Daniel, se preguntan: “Siendo yo una persona ya sellada, ¿por qué necesito hacer este Ayuno?”
La respuesta es simple y directa: por el mismo motivo que después de una gran conquista, aquel que la alcanzó no puede dejar de manifestar la fe, pues nuestro Dios es Fuente inagotable de vida, ¡y trabaja Su Poder en la misma medida en la que yo trabajo mi confianza!
¿Y quién dijo que la Obra del Espíritu Santo se limita al Bautismo? ¿Por qué no podemos ir más allá en nuestra comunión con Dios, al punto de que alcancemos experiencias nuevas y mayores, inspiraciones, revelaciones, grandes ideas, ya que todas estas también son Obra de Él y beneficio exclusivo de quien Lo busca con sed? Vamos a entender eso en esta conversación entre el profeta y una viuda pobre:
Y Eliseo le dijo: ¿Qué puedo hacer por ti? Dime qué tienes en casa. Y ella respondió: Tu sierva no tiene en casa más que una vasija de aceite. Entonces él le dijo: Ve, pide vasijas prestadas por todas partes de todos tus vecinos, vasijas vacías; no pidas pocas. Luego entra y cierra la puerta detrás de ti y de tus hijos y echa el aceite en todas estas vasijas, poniendo aparte las que estén llenas. Y ella se fue de su lado, y cerró la puerta tras sí y de sus hijos; y ellos traían las vasijas y ella echaba el aceite. Y sucedió que cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo ella a un hijo suyo: Tráeme otra vasija. Y él le dijo: No hay más vasijas. Y CESÓ el aceite. 2 Reyes 4:2-6
¿Por qué está escrito CESÓ en vez de SE ACABÓ? Porque es imposible que una cosa dada por Dios tenga límite y se acabe, ¡mucho menos Su Propio Espíritu! El aceite cesó porque ella no presentó más vasijas vacías, pues, si así hubiera sido, ÉL las habría llenado a todas.
Claro que ella resolvió su problema pagando la deuda y viviendo del resto, pero podría haber ido más allá.
Así somos nosotros en lo que se refiere al Espíritu Santo, pues, si usted es bautizado, ya resolvió su problema interior, pero también puede ir más allá. Mientras vivamos en este mundo, si nos presentamos cada día delante de Dios vacíos de nosotros mismos, de proyectos personales y terrenales, de sentimientos y afectos, y Lo buscamos con apetito, con certeza Su Obra en nuestra vida se extenderá mucho más allá del bautismo. ¡Algo mucho más grande vendrá!
¡Que Dios los bendiga abundantemente!
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