Siempre hubo, en toda la historia, quien fue vencido por su orgullo y, escondido atrás de su propia justicia, despreció la necesidad de purificarse, considerándose perfecto, ¡incluso sabiendo que no lo es!
¡Si las personas entendiesen el beneficio de la purificación! Para quien no lo conoce, vamos a explicarlo ahora.
Mis amigos, la purificación arroja encima de ustedes el dominio y la opresión del diablo en vida, y cuando salgamos de ella hacia la vida eterna, pues, el diablo solo actúa donde puede acusar. Si él no tiene con qué acusar, ¡no tiene con qué matar, robar o destruir!
Si aun así, existe alguien allí del otro lado pensando que no necesita purificarse, lea el siguiente texto:
¿Qué es el hombre para que sea puro, o el nacido de mujer para que sea justo? He aquí, Dios no confía en Sus santos, y ni los cielos son puros ante Sus ojos; ¡cuánto menos el hombre, un ser abominable y corrompido, que bebe como agua la iniquidad! Job 15:14-16
¡Que Dios los bendiga sobremanera!
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