En la década de 1990, el francés Chris Durán (foto de al lado) era un famoso cantante romántico y símbolo sexual. Hacía shows en varios países, era deseado por las mujeres y sus canciones ocupaban los rankings.
En el 2001 se convirtió al cristianismo, aceptando al Señor Jesús como su único Señor y Salvador. En una reciente entrevista a un sitio cristiano, él contó que estaba engañado por el mundo de la fama. “El medio secular, ya sea de cine o de la música, tiene un poder que no podemos negar, de encantamiento. “Se trata del flautista que comienza a reproducir la música y la serpiente empieza a ser hipnotizada y a moverse. Entonces el mundo generado por la oscuridad está constituido de tal manera que miles de millones de personas bailan el encanto de la música que se rige”, dice.
Él también reveló que, cuando comenzó a conocer la Palabra de Dios, se deparó con la dura realidad de que no era tan bueno como solía oír. “Era como un espejo que revela la verdadera esencia de un cantante que el mundo dijo que era rico, maravilloso, hermoso, pero que en realidad era pobre, ciego y desnudo”, declaró. “De repente me encontré sucio, podrido, con el espejo de la verdad. El Espíritu Santo me mostró mi verdadera esencia, la de un pecador que necesitaba tirarse a los pies de Jesús y arrepentirse de sus pecados.”
Vida de apariencias
Así como Chris Durán, la periodista y bloguera Fernanda Araldi, de 27 años (foto de abajo), también vivió de apariencias gran parte de su vida. Ella era aplaudida por su belleza y éxito como modelo. “Siempre me gustó aparecer”. Iba a los boliches, bebía mucho, compraba lo que quería en el shopping. El dinero era todo para mí. También era soberbia, me sentía superior y humillaba a todos a mi alrededor”, recuerda.
Pero lo que pocos sabían es que, por dentro, Fernanda sufría con varios problemas que parecían no tener solución. “Yo parecía una persona feliz y exitosa, pero veía bultos, escuchaba voces, tenía depresión, síndrome de pánico y tomaba remedios para controlar la ansiedad y poder dormir”, dijo. Además, durante 10 años sufrió con fuertes dolores de cabeza, sin una causa aparente. “Hice varios exámenes con muchos especialistas, pero nunca salía nada, a pesar de sentir el dolor. Solo después de que llegué a la Iglesia descubrí que el causante era un espíritu maligno.”
La joven no dejaba que aparezcan los problemas internos y de salud y, para intentar maquillar la situación, se inclinaba a los vicios. “Yo siempre pensaba: “Bebe que se te pasa. “Pero en realidad, yo bebía, tomaba remedios y aun así el vacío continuaba. Otro vicio era el de comprar compulsivamente.”
El fin del sufrimiento
Su vida solo cambió cuando conoció la Universal, por medio de una invitación de su madre. “Mi liberación fue muy difícil. Al principio yo tenía mucho miedo de ir a la iglesia, porque manifestaba. Hasta que llegó el día en el que decidí que no aceptaría más aquella situación. Usé mi fe y determiné que sería curada y libre de toda la opresión. Ese día me sentí liviana y nunca más tuve ningún dolor. Todo el vacío y la necesidad de gastar se fue cuando recibí el bautismo con el Espíritu Santo. Soy grata a Él por toda mi vida”, concluye Fernanda.
Si usted vive de apariencias y quiere llenar el vacío, participe en las reuniones de los miércoles a las 8, 10, 15 y 20h, en la Universal, Av. 18 de Julio 2025 , para buscar el encuentro con Dios. Solo así usted comenzará una nueva historia.
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